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domingo, 15 de agosto de 2021

El presidente afgano abandona el país mientras los talibán entran en Kabul

Ashraf Ghani reconoce que los extremistas "han ganado" mientras estos toman el palacio presidencial con la intención de declarar un Emirato Islámico

Tras horas de asedio, los talibán han entrado en la capital afgana. Los líderes de los insurgentes han ordenado a los combatientes que avancen sobre Kabul para "evitar saqueos", después de que la policía local haya abandonado sus puestos, informa la agencia Reuters.

Mientras el miedo se extiende por la ciudad, los extremistas han anunciado haber tomado el palacio presidencial con la intención de declarar, en las próximas horas, el Emirato Islámico. En Kabul se multiplican los atascos y las colas ante las embajadas extranjeras para obtener un visado que permita salir del país. Quien ya lo ha hecho es el presidente del país, Ashraf Ghani, con destino a Tayikistián.

En un mensaje de vídeo, el presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional de Afganistán, Abdullah Abdullah, aseguró que "el ex presidente" Ghani ha abandonado el país, y le culpó de la situación que vive en estos momentos Afganistán. Este ultimo, por su parte, en un mensaje de Facebok, aseguró que había dejado su país para evitar "un baño de sangre" y reconoció que los "talibán ganaron".

El ministro del interior afgano había afirmado que "el traspaso de poder hacia un gobierno de transición" se produciría de forma pacífica y que se garantizaría la seguridad de la capital. "No habrá ningún ataque sobre Kabul", aseguró Abdul Sattar Mirzakwal en una alocución en vídeo.

oras antes, los insurgentes informaban de que las órdenes eran "mantenerse en las puertas de Kabul, no intentar entrar en la ciudad hasta la conclusión del proceso de transición". Los radicales enfatizaban en su comunicado que "dado que la capital está densamente poblada, los muyaidín del Emirato Islámico no tienen intención de entrar en la ciudad por la fuerza o con guerra, sino hacerlo pacíficamente a través de una negociación en curso, para asegurarse de que un proceso transitorio se completa de forma segura, sin comprometer vidas, propiedad o el honor de nadie, y sin poner en riesgo las vidas de los kabulíes".

Los extremistas, prometen que "todos los que han servido en el ejército, la policía y los sectores civiles de la administración serán perdonados y estarán seguros", confirmandoí sus intenciones de ser reconocidos como fuerza política.

Según Reuters, Ali Ahmad Jilali, un académico formado en Estados Unidos y ex ministro del Interior afgano, podría encabezar la administración interina en Kabul.

EVACUACIÓN DE LAS EMBAJADAS

Testigos aseguran que sobre la zona verde kabulí, el laberíntico complejo amurallado que había servido durante dos décadas de sede de embajadas y base militar, flotan columnas de humo procedentes de la quema de documentos confidenciales. Desde la madrugada sobrevuelan el área helicópteros, supuestamente trasladando personal destinado afuera de Afganistán. Numerosos países occidentales, entre ellos España, trabajan en la evacuación tanto de su personal como de sus nacionales en el país.

Estados Unidos está trasladando al aeropuerto de Kabul al personal de su embajada para asegurar que pueden seguir operando de manera "segura" ante el avance talibán, según confirmó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien ha insistido hoy en que los objetivos de la guerra en Afganistán "se cumplieron".

Hoy han empezado a llegar 6.000 marines estadounidenses con la misión de evacuar la que antaño fue una de las embajadas con más empleados del mundo. La prioridad de los norteamericanos es evitar otro 'momento Saigón'.

El diario The Washington Post informó ayer de que diplomáticos estadounidenses habían rogado a los talibán una pausa en sus avances previstos sobre la capital para facilitar la evacuación de su personal diplomático y militar. Sus demandas contenían como contrapartida la posibilidad de facilitar el reconocimiento de un futuro gobierno talibán.

Junto con su propio personal diplomático, EEUU, como el Reino Unido -los británicos han enviado a 600 uniformados para ayudar en la retirada de los suyos- y España, han abierto la puerta a traer a casa también a los ciudadanos afganos que trabajaron en sus legaciones, junto con sus familias. Otros países, como Canadá, anunciaron incluso procesos para ofrecer asilo a una cantidad grande pero limitada de afganos en situaciones de especial vulnerabilidad, como mujeres y minorías perseguidas.

Por su parte, el Ejército alemán iniciará este lunes los preparativos para evacuar a sus ciudadanos, personal de la embajada y trabajadores locales de Afganistán sin esperar al mandato del Parlamento (federal), informa el diario Bild. Por último algunos países, como Rusia, aseguran que no planean evacuar sus embajadas.

PÁNICO EN KABUL

Y mientras el personal diplomático es evacuado, a la mayoría de vecinos y de desplazados internos, como los 120.000 que llegaron a la capital sólo durante este año, según datos de ACNUR, les tocará quedarse en tierra y ver cómo los insurgentes se abalanzan, con sus prácticas extremistas, sobre sus vidas, sin que su ejército ni una comunidad internacional a la fuga puedan hacer nada para evitarlo. Este es un momento amargo para muchos con lazos con el exterior, que ahora se ven privados incluso de una visa para salir del país y rehacer sus vidas.

La capital afgana vive sumida en el miedo, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y se vayan a sus hogares, mientras cierran tiendas y bancos y el tráfico está paralizado por grandes atascos, según informa la agencia France Presse.

Madrid ha anunciado un plan para repatriar a los ciudadanos españoles que se encuentran en Afganistán, al personal diplomático en Kabul y a aquellos afganos que han trabajado con soldados y cooperantes españoles, junto con sus familias. Al Ministerio de Asuntos Exteriores sólo le consta la presencia de seis españoles en Afganistán. Otros muchos, entre ellos quienes han trabajado de traductores y velado por la seguridad de los periodistas españoles durante coberturas en el país, siguen sin tener una vía de salvación. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha precisado que el país "no va a dejar a nadie atrás".

UNA SOLUCIÓN POLÍTICA "MÁS URGENTE QUE NUNCA"

La OTAN consideró que "es más urgente que nunca" una solución política al conflicto en Afganistán después de que los talibán hayan llegado esta mañana a Kabul. Según una fuente anónima de la OTAN, la Alianza mantendrá su presencia diplomática en Kabul, que ajustará "según sea necesario".

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Por otro lado, las formas con que el presidente estadounidense Joe Biden ha gestionado el plan de repliegue que inició su predecesor, Donald Trump, le han granjeado numerosas críticas en casa. Muchos analistas han apuntado a que el establecimiento del próximo 11 de septiembre, como fecha de retirada total del país, ha sido un acicate para los talibán, que sólo han necesitado presionar militarmente y esperar resultados. Ante la aceleración de su ofensiva, el New York Times ha informado de que negociadores de la Casa Blanca se han sentado con los talibán para instarlos a no atacar su embajada, en caso de alcanzar la capital, bajo amenaza de no proporcionarles ayuda humanitaria en el futuro, de ocurrir tal incidente.

La afamada zona verde de Kabul, el grotesco complejo laberíntico de muros de hormigón y controles de seguridad alzado tras la invasión de 2001, que albergaba cuarteles de las tropas aliadas y embajadas como la española, puede quedar hecha un erial y a merced de los insurgentes. Los talibán no levantan el pie del acelerador, pese a las llamadas renovadas de Naciones Unidas a firmar una tregua que salve vidas. Su secretario general, António Guterres, alertó el sábado de que Afganistán "está perdiendo el control".

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