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miércoles, 11 de septiembre de 2024

El horror del 11S: se cumplen 23 años de los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono

El 11 de septiembre de 2001, tres aviones secuestrados se estrellaron en Nueva York y Washington en lo que constituyeron los ataques terroristas más letales de la historia. Se trató de la mayor agresión contra Estados Unidos y en su propio suelo: casi 3.000 personas murieron en los cuatro ataques.

Las escenas de aviones estrellándose contra las emblemáticas Torres Gemelas, gente cayendo al vacío y edificios colapsando conmocionaron al mundo.

Unas horas antes, mientras los neoyorquinos comenzaban a dirigirse al trabajo, 19 yihadistas islámicos habían abordado cuatro vuelos comerciales diferentes en los aeropuertos de Boston, Washington y Newark, todos ellos programados para cruzar el país de este a oeste.

Un ataque planeado en Afganistán por Osama bin Laden y Khalid Mohammed y llevado a cabo por 19 suicidas

En total, 19 personas llevaron a cabo los secuestros de los aviones. Los extremistas llevaban cuchillos, que en aquel momento estaban permitidos en los aviones si la hoja medía menos de diez centímetros de largo.

El grupo, procedente de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Líbano y Egipto, fue elegido por los líderes de Al Qaeda en Afganistán en 2000 antes de recibir entrenamiento en escuelas de vuelo estadounidenses.

«Planeaban secuestrar estos aviones y convertirlos en grandes misiles teledirigidos, cargados con hasta 11.400 galones de combustible para aviones”, según el Informe de la Comisión del 11 de septiembre, que se publicó en julio de 2004.

El grupo responsable del ataque fue identificado como Al Qaeda, un movimiento extremista islámico que culpaba a Estados Unidos de muchos de los problemas del mundo y planeó los ataques desde Afganistán liderado por Osama bin Laden.

Bin Laden pertenecía a una familia prominente del reino saudita, pero el informe de 2004 no encontró «ninguna evidencia de que el gobierno saudí como institución o altos funcionarios saudíes financiaran individualmente» los ataques.

El autor intelectual de los ataques fue Khalid Sheikh Mohammed, que actualmente permanece detenido en la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba, con la ayuda de Walid bin Attash y Mustafa Al Hawsawi.

Mohammed era considerado uno de los lugartenientes más inteligentes y de mayor confianza de Bin Laden antes de su captura en marzo de 2003 en Pakistán. Después pasó tres años en prisiones secretas de la CIA antes de llegar a Guantánamo en 2006.

Este ingeniero de formación, que reconoció haber ideado los atentados del 11-S «de la A a la Z», es acusado de participar en una serie de grandes complots contra Estados Unidos, país en el que cursó estudios universitarios.

Además de planear la operación para derribar las Torres Gemelas, Mohammed afirma haber decapitado personalmente al periodista estadounidense Daniel Pearl en 2002 con su «bendita mano derecha» y haber colaborado en el atentado contra el World Trade Center de 1993, en el que murieron seis personas.

Walid Bin Attash, saudí de origen yemení, supuestamente entrenó a dos de los secuestradores de los aviones con los que se perpetraron los atentados. Se refugió en el vecino Pakistán tras la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 y fue capturado allí en 2003, tras lo cual fue recluido en la red de prisiones de la CIA cuya ubicación es confidencial.

Mustafa Al Hawsawi, por su parte, es sospechoso de gestionar la financiación de los atentados del 11-S. Detenido en Pakistán el 1 de marzo de 2003, también fue prisionero en cárceles secretas antes de ser trasladado a Guantánamo en 2006.

El 11 de septiembre de 2001, después de meses de preparación, los 19 terroristas entraron en acción. Dos de los aviones secuestrados se estrellaron primero contra las dos torres del World Trade Center, entonces símbolo del poder económico estadounidense, en Nueva York.

El tiempo entre el primer ataque y el colapso de ambas edificaciones fue de 102 minutos.

Otro avión se estrelló contra el Pentágono, corazón del poder militar de la primera potencia mundial, y un cuarto avión, presumiblemente con destino a la Casa Blanca o al Capitolio, fue desviado heroicamente por los pasajeros y terminó estrellándose en un campo.

Nueva York reconstruyó el World Trade Center, pero no todas las heridas sanaron

En total, 2.977 personas (sin incluir los 19 secuestradores del avión) murieron en los ataques: 2.753 en el World Trade Center, 184 en el Pentágono y 40 en Shanksville, Pensilvania.

A pesar de los avances en la tecnología del ADN, alrededor del 40 por ciento (unas 1.104 víctimas) de las personas que murieron el 11-S en el World Trade Center siguen sin ser identificadas.

Veintitrés años después, el Pentágono ya fue reparado y un nuevo y brillante World Trade Center de 94 pisos ahora domina el Bajo Manhattan, pero no todas las heridas sanaron después del trágico 11S.

Muchos bomberos, policías y otros rescatistas desarrollaron enfermedades desde el 11 de septiembre, tras haber trabajado para salvar a personas entre polvo tóxico, humo y escombros causados ​​por la caída de edificios.

La gente sigue acudiendo a denunciar enfermedades que podrían estar relacionadas con los ataques y el Programa de Salud del WTC brinda atención médica gratuita a personas con problemas de salud potencialmente relacionados con el polvo a más de 111.000 personas.

Muchos otros lidian con el trauma de la ausencia de los casi 3.000 seres queridos que murieron durante los ataques.

Bush declara la guerra

A las 20:30 pm de ese mismo día, el presidente Bush se dirige al pueblo estadounidense en un discurso televisado a nivel nacional desde la Oficina Oval de la Casa Blanca: “Los ataques terroristas pueden sacudir los cimientos de nuestros edificios más grandes, pero no pueden tocar los cimientos de Estados Unidos. Estos actos rompen el acero, pero no pueden hacer mella en el acero de la determinación estadounidense”.

«Miles de vidas fueron repentinamente eliminadas por actos de terrorismo malvados y despreciables», dijo Bush. «No haremos distinción entre los terroristas que cometieron estos actos y quienes los protegen».

«Ninguno de nosotros olvidará jamás este día, pero seguimos adelante para defender la libertad y todo lo que es bueno y justo en nuestro mundo», afirmó.

La respuesta inmediata al 11 de septiembre fue la guerra contra el terrorismo del gobierno, que comenzó un mes después en Afganistán como represalia contra Al Qaeda, el grupo terrorista que se adjudicó los ataques, y su líder Osama bin Laden.

La guerra se extendió durante veinte años, hasta que en agosto de 2021 los talibanes recuperaron el control de Afganistán en medio de una reducción de tropas mal gestionada y un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul que mató a más de 170 personas, entre ellas 13 militares estadounidenses.

Se gastaron más de 4 billones de dólares en dos guerras en Afganistán e Irak que, según estimaciones del proyecto Cost of War de la Universidad Brown, mataron al menos a 433.000 personas. (Perfil)



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