Titulares

viernes, 2 de mayo de 2025

“El planazo del haitianito”



Por: Emiliano Reyes Espejo

ere.prensa@gmail.com


El intenso sol quemaba la piel de los braceros sin que estos, dominicanos y haitianos, se resintieran mientras agotaban duras faenas en extensos cañaverales del ingenio Barahona, para entonces propiedad de la empresa norteamericana The Barahona Company Inc.

El corte de caña bajo la furia del sol era parte de la cotidianidad impuesta a los braceros por el oráculo de la sobrevivencia.

Aquel día de pleno verano en el Sur Profundo, el sol pareció acercarse a apenas metros de la tierra ardiente. Los braceros se integraron temprano a sus labores, cuando se iniciaba la madrugada, para así aprovechar al máximo el fresco de la mañana. Esto se hacía con un solo propósito, lograr que los braceros pudieran cortar la mayor cantidad de caña para que el ingenio la pesara por toneladas y les pagara míseros jornales, reducidos por los engaños en el pesaje. En tanto, el reloj del sol rayaba a las once de la mañana.

Los trabajadores de aquellos predios apenas ingieren café en las primeras horas del día. Otros tenían que engullir alimentos que llevaban en macutos y otros envases, especialmente en el caso de los dominicanos. Los haitianos, empero, solían apelar a panes de agua, refrescos rojos y bombones, a los cuales, muchas veces, acompañaban con suculentos guarapos de caña.

La historia del ingenio


Los rayos solares caían como destellos de líneas de fuego imperceptibles, pero quemantes. El abundante sol no solo le curtía los cuerpos de los picadores de caña, sino que daba lugar a que estos, fornidos a fuerza de la misma naturaleza del trabajo, resistieron heridas invisibles que les eran causadas por las filosas hojas de las cañas. Algo que previó a leguas el poeta:

“Hay un país en el mundo
Colocado
en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche
colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol (Pedro Mir)”.


Los datos históricos dan cuenta que el ingenio Barahona fue fundado el 4 de junio de 1917, fecha que, según historiadores locales, “marca el nacimiento jurídico del Batey Central”. “Ese día-agregan-ante el notario público de la común de Barahona, señor Eugenio Matos, se formalizó el contrato de arrendamiento y promesa de venta de los terrenos ejido sobre los cuales se asentará el Batey Central”.

Cuentan que “dicho contrato fue suscrito entre el Ayuntamiento de Barahona, representado por su síndico, señor Luis Felipe Peguero, y la empresa The Barahona Company Inc., representada por su abogado, el señor Frank H. Vedder”. “Esta autorización –subrayan- permitió que dichos terrenos pudieran ser arrendados legalmente a The Barahona Company Inc.”.

Mejor dicho, dicha operación dio origen al vasto emporio agroindustrial llamado entonces Ingenio Barahona, el cual terminó engullendo las mejores tierras de producción agrícola de toda la región, al tiempo que sumió a miles de agricultores y toda una región en una impenitente miseria.

“Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra (Pedro Mir)”.


Asentamientos de haitianos

Pasados los años, los habitantes de Barahona, sus municipios y comunidades adyacentes; Neyba, Tamayo y los bateyes o asentamientos de haitianos que surgieron propiciados por esta megaempresa, se preguntan ¿de qué le ha servido esta agroindustria a la región? ¿Ha contribuido con su progreso, ha tomado iniciativas para impulsar la educación, la tecnología y el desarrollo agroindustrial, empresarial (pequeñas y medianas empresas) de la región, en sentido general?

No tuvieron alternativa y fue por eso que muchos jóvenes agricultores de pequeñas comunidades ubicadas en la influencia del ingenio –que era casi todo el suroeste- se vieron forzados a realizar distintos trabajos en los predios cañeros, básicamente en el corte de la caña. Las tierras que les pudieron ser asignadas para la labor agrícola fueron apropiadas por la compañía norteamericana para destinarlas a la siembra de caña para la producción de azúcar.

“Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio” (Hay un país en el mundo-Pedro Mir).


Los arrayanos

Desde entonces esta compañía, todavía en manos extranjeras (ahora de inversionistas de capitales de origen centroamericano) ejerce una especie de poder fáctico en la región. Los gobiernos de turno incluyendo al del generalísimo Trujillo permitieron a esta corporación azucarera contratar miles de nacionales haitianos, a los cuales integró como braceros en el corte de la caña. Estos trabajadores fueron asentados en pequeños poblados que con el tiempo se han convertido en guetos habitados por estos extranjeros y por dominicanos, dando lugar a la aparición de un ciudadano que la población ha bautizado como “arrayano”, los cuales son hijos procreados por dominicanos con haitianas, y viceversa.

Aparte del respaldo que esta compañía recibía del ejército y la policía, la misma creó su propia fuerza de control y orden en los cañaverales, los llamados mayordomos, guardas campestres y otras denominaciones. Estas autoridades eran empleadas por la compañía para reprimir a sus trabajadores y obligarlos a la disciplina que le era impuesta en la tarea laboral.

Algo va a pasar aquí

Aquella mañana el sol abrasador presagiaba la ocurrencia de hechos lamentables. Los habitantes de esta zona creen mucho en cábalas, brujerías, vacases y demonios. Si siquiera una nube se torna de un color gris oscuro, medio raro, da motivo para presagiar la ocurrencia de alguna desgracia:

- “Así se puso el sol el día que mataron a Luis Pablito. ¿Qué va a pasar? -Mira como está ese sol, eso es algo que va a ocurrir”.


Y así fue. El sol se asomó con un calor insoportable, parecía un mar de brasas ardientes que caían del cielo; era tan candente que los braceros acostumbrados a absolver esos efluvios solares se vieron obligados a detener momentáneamente su faena de corte de caña para beber agua del que llevaban en sus envases de güiros, además de tomarse un pequeño respiro.

No pasaron treinta minutos cuando el reloj marcó las 12 del mediodía, entonces una nube gris lo ensombreció todo, presagiando la caída de lluvias. Pero un grito seco, redundante, en un dialecto que parecía mitad patois y mitad español, estremeció los cañaverales mientras retumbaba a lo largo del amplio espacio. La voz fuerte del obrero haitiano se extendió entre sus compatriotas:

-¡Vini paleo! ¡Vini tout mount!, gritó a todo pulmón.

-¡Vini paleo, vini tout mount! ¡Dominiken touye ayisyen! ¡Dominiken maté haitiane, viní paleo, viní paleo!


Los haitianos se agolparon en torno a su compatriota que yacía tendido en un pajal de hojas de caña, desangrándose por las heridas. Blandían sus filosas mochas, machetes y cuchillos mientras culpaban del hecho a los braceros dominicanos.

-¡Dominiken dei diable, dominiken dei diable, nosotre pa, mate!
gritaron los haitianos mientras agitaban armas blancas y proclamaban venganza.

La trifulca


Momentos antes, jóvenes trabajadores procedentes de los poblados de Monserrate y Tamayo, los cuales se habían sumado al corte de la caña en cañaverales del ingenio Barahona en el Batey Seis, sostuvieron una pelea con los haitianos. Entre estos estaba mi padre Eloy, sus hermanos Silvestre, Eligio, Víctor y otros parroquianos. Me relató mi padre que allí se libró una recia pelea armados de mochas y machetes y que se vieron obligados a enfrentar la trulla haitiana.

En la trifulca, tío Eligio, hombre ducho en el manejo del machete como arma de defensa, se enfrascó en un pleito cuerpo a cuerpo con uno de los braceros haitianos, hiriendo a éste de gravedad. Al ver a su compatriota en el suelo, los haitianos se agruparon e iniciaron sus ataques contra los dominicanos, los cuales para defenderse se formaron en forma de círculo como forma de evitar ser atacados por la espalda.

Los lances de mochazos y machetazos se multiplicaron. Los dominicanos se defendieron ferozmente, a la vez que se retiraba para la orilla de un canal de irrigación para lanzarse y protegerse de los ataques.

El planazo

En medio de la tensa situación llegó al lugar, montados en briosos caballos, un grupo de mayordomos y guarda campestres del ingenio, quienes, apuntando a los haitianos con sus escopetas y revólveres, los obligaron a detener la arremetida.

Los guardas campestres, que eran los llamados a sostener la autoridad y preservar el orden en los cañaverales, lograron que los extranjeros pararan su ofensiva. Asimismo, estos dieron instrucciones para que llevaran a un centro médico a curar el herido, mientras prometieron apresar al dominicano para conducirlo a la cárcel de Neyba y que allí sea juzgado en los tribunales. Pero primero los extranjeros tenían que calmarse.

La conversación fluyó y llevó a una tensa tranquilidad al lugar. Mientras eso ocurría, un mozalbete haitiano, de unos 12 años, pero con la fuerza de un hombre, se deslizó entre sus compatriotas y sigilosamente se abalanzó sobre mi padre, a quien asestó un fuerte planazo en el hombro izquierdo.

Ocurrido este hecho los integrantes del equipo de guardas campestres y mayordomos comenzaron a disparar con sus escopetas de cartuchos contra los haitianos. Hirieron a algunos, mientras los otros emprendieron la huida de forma despavorida.

- “Creí que me había cortado el hombro. Me dio un planazo con la mocha, si me da con el filo se me lleva el brazo con todo”, relató Eloy.

-“Vi que se iba acercando, pero como era un niño, no le puse mucha atención. No creí que fuera a atacarme ni que tuviera tanta fuerza”
, agregó.

Pese a que se trató con los médicos, mi padre sufrió toda su vida de un fuerte dolor en su hombro izquierdo cada vez que se asomaban aguaceros. Llevó el dolor de este planazo hasta el día de su muerte. In Memoriam a mi querido padre, a mis tíos y demás acompañantes.



El autor es periodista.


Emiliano Reyes
www.ereprensa.blogspot.com
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